Breve
paseo por la Historia de la Astronomía
El
deseo de volar del hombre es casi tan antiguo como la humanidad misma
y soñó con los vuelos desde tiempos muy anteriores al logro de los
mismos, un ejemplo de ello son Dédalo e Ícaro. Según la mitología
griega, Dédalo fabricó alas de cera a su hijo Ícaro para poder
escapar del laberinto donde se encontraban prisioneros, en la isla de
Creta, pero éste, al volar demasiado cerca del sol, cayó al mar al
derretírsele las alas. Dédalo si logró escapar volando hasta
Sicilia.
Fue
necesario alcanzar muchos descubrimientos científicos antes de poder
hacer realidad este sueño. La atracción del hombre por el
firmamento hace que la Astronomía sea la mas antigua de las
ciencias, la sucesión de los días y las noches, el movimiento de
las estrellas y los planetas, la estaciones, y la regularidad de sus
movimientos sirvieron al hombre para lograr definir el tiempo y
orientarse.
De las
primeras civilizaciones que se tiene constancia que poseyeran
conocimientos astronómicos es de los Caldeos (desde unos 4.000 a.C.)
que vivieron en Babilonia, quienes llegaron a predecir con bastante
exactitud los períodos de eclipses gracias al cúmulo de
observaciones que hicieron durante siglos. Los babilonios estudiaron
los movimientos del Sol y de la Luna para perfeccionar su calendario.
Observadores
excelentes fueron los griegos, entre los mas importantes cabe
destacar a Pitágoras y a Tales de Mileto, este último predijo un
eclipse total de Sol el 28 de mayo de 585 a.C. Pitágoras fue el
primero en considerar a la Tierra como un globo y atribuía a las
estrellas una condición semejante a la del Sol.
Sistema de Ptolomeo
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Eratóstenes
logró calcular las dimensiones de nuestro planeta e Hiparco
descubrió la precesión de los equinoccios y describió el
movimiento aparente de las estrellas fijas. Hiparco formó el primer
catálogo de estrellas que se conoce, catalogando a 850 estrellas y
clasificándolas por su brillo en seis categorías o magnitudes,
clasificación que aun hoy se utiliza.las
estrellas giraban en torno a ella.
Tomando
como base el Almagesto, los árabes perfeccionaron los
conocimientos astronómicos y confeccionaron las tablas astronómicas,
que se trataba de cuadros numéricos donde se predecía la posición
que habían de ocupar los planetas.
Así
surge la figura de Azarquiel como máxima figura de la escuela
astronómica de Toledo, formando las Tablas Toledanas, que
junto al Almagesto de Ptolomeo, traducidas al latín, y por
un grupo de hombres de ciencia reunidos por el rey de Castilla
Alfonso X el Sabio, se formaron las Tablas Alfonsíes,
consideradas durante más de tres siglos como las mejores tablas
planetarias.
Telescopio de Galileo
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Kepler,
aprovechando las observaciones precisas de las posiciones aparentes
de los planetas, el Sol y la Luna por parte de Tycho Brahe, formuló
las leyes del movimiento planetario, definiendo que los planetas
giraban alrededor del sol en órbitas elípticas, a velocidades
diferentes y que sus distancias relativas con respecto al sol están
relacionadas con sus períodos de revolución. Newton logró
identificar la fuerza de atracción planetaria con la gravedad
terrestre, formulando su ley de gravitación universal. Newton
demostró que la fuerza gravitatoria disminuye según el cuadrado de
la distancia y que esto da origen a las leyes de Kepler del
movimiento planetario. Expuso la Ley de la gravitación universal:
Entre dos cuerpos se ejerce una fuerza de atracción directamente
proporcional al producto de sus respectivas masas e inversamente
proporcional al cuadrado de la distancia que separa sus centros de
gravedad. Se establecieron así las leyes fundamentales y físicas
que gobiernan el movimiento de los planetas, y se calcularon las
órbitas de los planetas alrededor del Sol.
Al
mismo tiempo que se sucedían todos estos descubrimientos
científicos, el hombre trataba de alcanzar uno de sus ansiados
sueños, poder volar. Al principio se pensaba que imitando el
movimiento de las alas de los pájaros se lograría, pero hasta el
siglo XIII no se llegaría a la conclusión de que un artefacto mas
pesado que el aire podría volar, a manos de Roger Bacon.
Rotor de Leonardo
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A lo
largo de la historia los inventos de ingenios voladores se
sucedieron, muchos de ellos fracasaron, pero se alcanzó el sueño,
dominar el aire y volar, cada vez más rápido y más lejos. Aún así
el hombre no se conformaba con volar, sino que además quería llegar
mas lejos, conquistar el espacio.
Los
inicios de la exploración del espacio
Los
problemas planteados en el astronáutica son muchos. La primera
dificultad es vencer la atracción terrestre, imprimiendo al vehículo
una velocidad igual a la que tendría, al llegar a la Tierra, un
cuerpo que cayese sobre ella desde el infinito. Esta velocidad de
escape, o liberación, es de 11.200 metros por segundo, o lo que
equivale a 40.320 Km por hora. Si una nave lanzada al espacio no
logra superar los 8.000 m/sg volverá a caer a la Tierra. Si es
superior a 8.000 m/sg, pero inferior a la velocidad de escape, este
no caerá a la Tierra, pero tampoco logrará escapar a la influencia
de ella porque su fuerza centrífuga equilibrará la acción de la
gravedad terrestre, quedando en órbita alrededor de la misma (8.000
m/sg es la velocidad mínima requerida para poner en órbita un
satélite).
Con
mayores velocidades a los 8.000 m/sg, las órbitas se van haciendo
elípticas, tanto mas cuanto mayor sea la velocidad, hasta superar
los 11.200 m/sg, velocidad a la que el vehículo logrará vencer la
atracción terrestre y escapará de la misma. Los aviones que vuelan
por la atmósfera maniobran gracias a sus motores y a sus alas, las
cuales los sustentan en el aire frente a la fuerza de la gravedad.
Una nave espacial no puede valerse de alas para su sustentación por
la ausencia de aire en el espacio, por lo que para mantenerse en el
mismo necesita entrar en órbita, y para poder maniobrar e impulsarse
dependen de sus cohetes.
Los
primeros cohetes datan del siglo III a.C. en China, utilizando como
combustible sólido a la pólvora. Con una mezcla de carbón, sulfuro
y sal se llenaban cañas de bambú y eran tiradas en fuegos
ceremoniales durante las festividades. En el año 1045 los chinos ya
usaban los cohetes y la pólvora como mecanismos de defensa. El uso
de cohetes por parte de los Mongoles en su ataque a Bagdad en 1258
hizo que estos entraran a formar parte del inventario armamentístico
de los árabes, los cuales los usaron contra de la Armada Francesa
del Rey Louis IX. En 1300, los cohetes empezaron a formar parte de
los arsenales europeos, los cuales se desarrollaron rápidamente y
fueron utilizados en diversas guerras, como la de los 100 años en
Orleans, creciendo el interés por los mismos en los ejércitos y
haciendo que la mejoría en sus alcances y estabilidad en vuelo se
fueran mejorando considerablemente.
Primer
cohete de combustible líquido de Goddard
© NASA (Historical Rocket Gallery) |
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El
papel que iban a desempeñar Tsiolkovsky y Oberth iba a ser crucial
en la historia de la astronáutica. Oberth fue el fundador de la
Sociedad Astronáutica de Berlín, sociedad en la que ingresó
Wernher von Braun, que con su propio equipo mas tarde se convertiría,
contratado por el ejército alemán, en el creador de las V-2, el
primer misil balístico creado por el hombre, misil que era capaz de
alcanzar Londres desde territorio ocupado alemán, en La Haya.
Wernher von Braun y casi todo su equipo de técnicos se entregó al
ejército norteamericano antes de la conclusión de la Segunda Guerra
Mundial, convirtiéndose mas tarde en los precursores del futuro
programa espacial estadounidense.
Sputnik 1
© NSSDC Master Catalog Display: Spacecraft |
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En 1950
se creó la Federación Internacional de Astronáutica y en su VI
Congreso, EEUU dió a conocer su intención de lanzar un satélite
artificial y ponerlo en órbita en conmemoración del Año Geofísico
Internacional (1957-1958), pero los rusos, el 4 de octubre de 1957,
se adelantaron poniendo en órbita el primer satélite, el Sputnik 1,
dando comienzo así a la era espacial. El segundo satélite de la
historia tambien fue ruso, el Sputnik 2, el 3 de noviembre del mismo
año, portando en su interior además a un ser vivo, la perra Laika,
la cual, al no estar prevista la recuperación del satélite, murió
orbitando la Tierra.
Los
estadounidenses en cambio iban de fracaso en fracaso, explotando en
la misma plataforma de lanzamiento o en los comienzos del ascenso los
primeros intentos, a cargo del proyecto Vanguard. Hubo que esperar al
primer lanzamiento del proyecto Explorer, preparado por el equipo de
von Braun, para alcanzar el éxito, así, el 31 de enero de 1958 EEUU
lograba poner en órbita su primer satélite artificial, el Explorer
1.
La
carrera espacial
Póster de Gagarin con la frase 'Poyejali'
("vamonos") en el centro espacial John F. Kennedy
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La
Unión Soviética lanzó al primer hombre en órbita, Yuri A.
Gagarin, alrededor de la Tierra el 12 de abril de 1961. El 20 de
julio de 1969 los Estados Unidos enviaron dos hombres a la superficie
de luna. El 12 de abril de 1981, en el 20 aniversario de los vuelos
tripulados, los Estados Unidos lanzaron la primera nave espacial
tripulada reutilizable, el Space Shuttle o lanzadera espacial.
Muchas
de las astronaves, como las tripuladas y las de reconocimiento, están
diseñadas para ser recuperadas. Algunos satélites operacionales se
vuelven inertes después de meses o años de funcionamiento. El NORAD
norteamericano mantiene una vigilancia constante de los miles de
objetos de origen humano que circulan la Tierra en una variedad de
órbitas; además de los satélites artificiales existe un gran
número de objetos clasificados como desechos, como las etapas
superiores agotadas, cables y tornillos, que entran en órbita junto
con los satélites, así como fragmentos que resultan de explosiones
en el espacio. Eventualmente los desechos de órbitas bajas terminan
regresando a la atmósfera y consumiéndose en el acto.
Consideraciones
básicas del diseño de las naves espaciales
El
término nave espacial es tan general que incluye cohetes sonda,
satélites artificiales y sondas espaciales, se considera
independiente a ellos el concepto de cohete a reacción como vehículo
lanzador encargado de poner en órbita la carga útil que transporta.
Las
sondas espaciales pueden clasificarse en sondas lunares, planetarias
y de espacio profundo. Las naves espaciales también pueden ser
tripuladas o no tripuladas, activas o pasivas. Un satélite pasivo no
emite ninguna señal de radio y puede ser seguido ópticamente o
mediante radar. Los satélites activos emiten señales de radio para
poder ser seguidos con mayor facilidad y para transmitir los datos
desde los instrumentos a bordo a las estaciones de seguimiento.
Otra
gran diferenciación de los satélites reside entre los satélites
científicos y los de aplicaciones civiles o militares. Un satélite
científico lleva instrumentos a bordo para obtener datos científicos
sobre los campos magnéticos, la radiación espacial, el Sol, los
planetas o los objetos del espacio profundo. Los satélites de
aplicaciones llevan a cabo tareas de utilidad práctica como
facilitar enlaces de comunicaciones, ayudar en la navegación de
vehículos terrestres, permitir el estudio y la previsión del clima,
estudiar diversos aspectos de la Tierra, y también espiar al
enemigo. Debido a la gran variedad de funciones, las características
físicas de los satélites pueden diferir en mucho.
Como se
han lanzado más de 5000 naves espaciales desde 1957 es necesario
agruparlas en programas, por ejemplo los programas de la antigua
Unión Soviética Sputnik, Vostok, Soyuz y
Venera, y los norteamericanos Explorer, Intelsat,
Apolo, Voyager y Space Shuttle.
Cohete Saturn 5
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El
principal obstáculo que se debe superar para lanzar un objeto al
espacio es superar la atracción gravitatoria de la Tierra, lo que se
consigue gracias al empleo de grandes cohetes propulsores. Si la
fuerza de empuje del motor es el doble que el peso total del vehículo
en el momento del despegue entonces el cohete se elevará con una
aceleración de un "g", 9,8 m/s cada segundo. Debido a que
el combustible es consumido y expulsado del motor, el vehículo se va
aligerando y la aceleración aumenta.
Los
cohetes lanzadores se componen de varias etapas aceleradoras, cada
una con su correspondiente motor, montadas una encima de otra, y
estando la carga útil en el extremo superior del lanzador. A medida
que las etapas van consumiendo su combustible se desprenden del
cohete, comenzado entonces la ignición del motor de la etapa
siguiente. De esta forma va aligerándose el peso del vehículo con
el consiguiente aumento de la aceleración. Muchos cohetes lanzadores
se componen de tres etapas.
En
general, cuanto más tarde un vehículo espacial en abandonar la
atmósfera terrestre y alcanzar la velocidad requerida menos
económico será el lanzamiento. A bajas aceleraciones el cohete
consume grandes cantidades de combustible debido a que está
perdiendo 10 m/s de velocidad cada segundo de viaje. El valor máximo
de la aceleración viene impuesto por la tensión acelerativa límite
que soporta la estructura del cohete y la carga útil. En los vuelos
tripulados un empuje de 6 g es considerado el límite máximo cuando
los astronautas se encuentran en posición horizontal, esto es con la
cabeza y el corazón en el mismo nivel.
Trayectorias
de vuelo
Existen
cuatro clases generales de trayectorias: cohetes sonda (parabólicas),
órbita terrestre (elípticas), trayectoria de escape de la Tierra
(hiperbólicas) y planetarias.
Cohetes
sonda. Los primeros cohetes sonda lanzados para estudiar las
capas altas de la atmósfera en 1945 fueron colocados casi en
vertical. Generalmente eran cohetes de una sola etapa que podían
alcanzar velocidades entre 4.800 a 8.000 km/h. El combustible del
motor solía agotarse a una altitud entre 16 y 32 Km, reduciéndose
la velocidad del cohete a partir de ese momento debido a la gravedad.
El cohete se detenía al llegar al punto de máxima altitud de su
trayectoria (unos 160 km) y comenzaba a caer hacia la Tierra,
estrellándose en el desierto o en un océano. Los instrumentos de
abordo que llevaba el cohete para registrar los datos científicos
eran expulsados y descendían en paracaídas, pero posteriormente se
diseñaron las cargas de pago científicas para que radiaran los
datos que iban adquiriendo, a esto se denomina telemetría.
Órbita
terrestre. La órbita terrestre se alcanza lanzado el cohete en
posición vertical y después ir inclinando la trayectoria de forma
tal que el vuelo es paralelo a la superficie de la Tierra en el
momento en el que se alcanza la velocidad orbital a la altura
deseada. En este preciso punto, el motor del cohete es apagado. La
astronave unida a la etapa final se encuentra entonces en caída
libre hacia la Tierra. Por ejemplo, a una altura de 200 km la
velocidad orbital es de unos 29.000 km/h; como a 200 km de la Tierra
la atmósfera es casi inexistente, el rozamiento aerodinámico es
despreciable y la nave continuará en órbita por tiempo indefinido.
El lapso de tiempo que tarda un satélite en dar la vuelta a la
Tierra se denomina período de la órbita y a 200 km, éste es de 90
minutos. A alturas mayores la velocidad orbital disminuye y aumenta
el período. Por ejemplo, a una altura de 1.730 km la velocidad
orbital es de 25.400 km/h y el período es de dos horas. A 35.700 km
la velocidad es de 11.300 km/h y el período es de 24 horas. Debido a
que éste es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre su
eje, tal satélite se mueve a la misma velocidad angular que la
superficie de la Tierra y parece estar fijo en el cielo. Esta órbita
particular, denominada geoestacionaria, tiene un valor especial en
satélites de comunicaciones y meteorología. Todo ello se aplica
sólo a órbitas circulares, las cuales son difíciles de alcanzar.
Normalmente la órbita de un satélite es una elipse con una altura
de apogeo (altura máxima) y una altura de perigeo (altura mínima).
La órbita puede hacerse más circular si se dispone de potencia en
el satélite reduciendo la velocidad en el perigeo (el apogeo
disminuye) o aumentando la velocidad en el apogeo (el perigeo
aumenta); en ambos casos el impulso del cohete se aplica paralelo a
la dirección de la órbita. Al enviar un satélite hacia la órbita
terrestre la trayectoria del cohete lanzador es inclinada hacia el
este para aprovechar el impulso adicional que proporciona el
movimiento de rotación de la Tierra. Esta velocidad de rotación es
de 450 m por segundo en el ecuador y 400 m/s en Cabo Cañaveral,
Florida, donde se encuentra la principal base de lanzamientos de la
NASA. Si el satélite se lanza en dirección norte o sur se alcanza
una órbita polar. La ventaja del impulso adicional por la rotación
de la terrestre se pierde, pero tiene otras ventajas. Como la Tierra
gira entorna a su eje polar, el satélite pasa por encima de todas
las regiones del globo después de unas pocas revoluciones.
Trayectoria
de escape de la Tierra. Con el fin de escapar completamente de la
influencia gravitatoria de la Tierra, se necesita una velocidad de
lanzamiento de 40.000 km/h. A tal velocidad la nave deja el campo
gravitatorio y, si no existiesen otros cuerpos planetarios, iría a
parar a una órbita alrededor del Sol como un pequeño planeta. Con
una sincronización precisa es posible hacer llegar a la nave a las
cercanías de la luna. En el proyecto Apolo, la nave era
puesta en órbita de escape hacia la luna y, bajo su influencia
gravitatoria, daba la vuelta por la cara oculta. Si no se hubiese
hecho ninguna maniobra la nave habría dado la vuelta completa y se
habría dirigido de nuevo hacia la Tierra. Al reducir la velocidad de
la nave en la cara oculta de la luna, el vehículo fue puesto en
órbita alrededor de la luna.
Vuelos
interplanetarios. Debido a la naturaleza elíptica de las órbitas
planetarias la distancia de la Tierra a sus planetas vecinos, Venus y
Marte, cambia. Las oportunidades de un lanzamiento favorable ocurren
cuando la distancia al planeta de destino es mínima, lo cual sucede
cada dos años más o menos; a esto se denomina ventana de
lanzamiento. Pueden realizarse vuelos en otros momentos, pero la
distancia que debe atravesar la nave es mucho mayor, lo cual aumenta
el coste de la misión. La trayectoria de vuelo desde la Tierra a
Venus o a Marte puede ser planeada para aprovechar las posiciones
cambiantes entre los planetas y reducir el coste de la misión. Tales
órbitas económicas fueron calculadas ya a finales de los años
1920. A pesar de que estas órbitas de transferencia requieren una
velocidad inicial mínima el tiempo de viaje es muy grande, tanto
como 260 días para llegar a Marte a través de una órbita de
transferencia. Debido a ello se emplea un compromiso entre la órbita
de transferencia más económica y la más rápida, como fue el caso
de las misiones Mariner 6 y 7 en 1969. Lanzado el 25 de
febrero de 1969, el Mariner 6 pasó a 3.410 km de Marte 157
días después, cuando el planeta rojo se encontraba a 92.800.000 km
de la Tierra. Otra maniobra muy útil en vuelos interplanetarios es
la denominada impulso gravitatorio o "fly-by", en la cual
se aprovecha la caída de la nave en el campo gravitatorio de un
planeta para transferir energía cinética del planeta a la nave,
aumentando así su velocidad a la vez que se cambia su rumbo sin
necesidad de consumir combustible. Esta técnica fue empleada por
varias sondas norteamericanas lanzadas en la década de los 70, como
la Pioneer 11 y las Voyager 1 y 2 para viajar
desde Júpiter hasta Saturno.
Navegación,
encuentro y unión de dos naves y recuperación
Navegación.
Viajar de un punto a otro en el espacio casi nunca es ir en línea
recta, antes bien, el movimiento se ve afectado por la influencia
gravitatoria de los cuerpos celestes. La base de la navegación
espacial es la orientación inercial, esto es, la orientación basada
en la inercia de un giróscopo, prescindiendo de cualquier fuerza
externa y sin referencia al Sol o a otras estrellas. Mediante tres
giróscopos orientados en las tres direcciones del espacio y usando
acelerómetros, pueden realizarse medidas precisas de la aceleración
de la nave, tanto positivas como negativas, en cualquier dirección
que se produzcan. Usando la memoria de abordo puede llevarse un
registro de la posición de la sonda en cualquier momento. Cambiando
la orientación de la nave y encendiendo los motores de pequeño
empuje se pueden realizar correcciones a la trayectoria. Los
ordenadores programados de abordo en el control de la misión llevan
un registro que indica por donde ha pasado la nave, donde debería
estar y hacia donde debería ir; en las misiones tripuladas todos
estos datos son visualizados por los astronautas por si tienen que
pasar a control manual. Durante la fase de lanzamiento es frecuente
corregir las desviaciones de la trayectoria del cohete respecto de la
calculada, para ello se emplean pequeños motores especiales,
desviando el chorro de gases calientes que expele el motor, o
balanceando uno o más motores montados sobre soportes pivotantes. En
el caso de encuentro entre dos naves, el radar de abordo va
informando a la tripulación de la nave que maniobra sobre la
posición y velocidad con respecto a la otra nave. Con la puesta en
marcha del Sistema Global de Posicionamiento en la década de los
años 80 ha sido posible controlar la posición y la velocidad de las
naves tripuladas en órbita con una precisión muy alta, lo cual
ayuda en este tipo de maniobras. La descripción anterior de los
sistemas de navegación de astronaves está muy simplificada; los
sistemas usados son complejos, potentes herramientas sin las cuales
los vuelos tripulados y no tripulados serían imposibles de realizar.
Vista artística de un acoplamiento
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Reentrada
y recuperación. Reentrada significa el retorno de una
astronave a la atmósfera terrestre. Este manto gaseoso relativamente
denso que cubre la Tierra es útil para frenar naves, o como fuerza
de retardo debido al rozamiento aerodinámico. Un efecto concomitante
es, sin embargo, un rápido y fuerte calentamiento debido a la
fricción y a la gran velocidad de reentrada . Al principio se
empleaban escudos térmicos de material ablativo que absorbían el
calor de la reentrada , pero con la lanzadera espacial se
introdujeron los escudos hechos de material refractario (tejas de
silicio y un material de carbono-carbono reforzado) que resisten el
calor directamente. Inherente a una reentrada segura es el
control preciso del ángulo de reentrada . Este ángulo de
reentrada es de -6,2 grados con respecto al horizonte de la
Tierra, y debe ser mantenido con una precisión de 1 grado. En el
programa Apolo el módulo de mando regresaba a la Tierra con
una velocidad de 40.000 km/h. Si el ángulo fuese muy agudo la nave
rebotaría en las capas altas de la atmósfera y regresaría al
espacio; por el contrario, si el ángulo fuese muy grande el escudo
térmico no resistiría el intenso calor de la reentrada, y la
tripulación no hubiera soportado las grandes fuerzas-g. Aún con
todo, el escudo térmico de las naves Apolo soportó
temperaturas de 3.000 grados celsius. La fuerza aérea de los Estados
Unidos recupera pequeñas naves mediante aviones cuando aún están
descendiendo en paracaídas. Esta técnica elimina el problema de
buscar y recuperar la nave después de que haya aterrizado. Durante
las fases finales del descenso, las naves tripuladas, como por
ejemplo las soviéticas Soyuz , pueden también desplegar
paracaídas para conseguir un aterrizaje suave. El Módulo de Comando
de las naves Apolo empleaba también este sistema, pero a
diferencia de las Soyuz que aterrizan en las planicies
siberianas, aterrizaba en el océano. La reentrada de la lanzadera
espacial es bien diferente: el vehículo desciende planeando y
aterriza en una pista como un avión ordinario.
La lanzadera espacial. El programa espacial norteamericano entró en una nueva era el 12 de abril de 1981, con el lanzamiento inicial del Space Shuttle, la primera nave espacial tripulada diseñada para ser reutilizada. El programa fue iniciado a finales de los 60 cuando la NASA fijo su atención en un macro programa para establecer una estación espacial permanente, que comprendía un transporte Tierra-Órbita reutilizable. Debido a los recortes presupuestarios de los años 70 el programa fue cancelado y sólo sobrevivió la lanzadera espacial. El diseño fue elegido para reducir costes de desarrollo y al mismo tiempo mantener bajos los costes de los vuelos tripulados. En su forma actual la lanzadera consiste en un orbitador alado, un tanque desechable, y dos impulsores de combustible sólido reutilizables. En conjunto alcanza una altura de 56 m y pesa 2 toneladas en el momento del despegue. El orbitador transporta la carga útil y la tripulación, y contiene casi todo el hardware y los ordenadores de la nave así como los tres motores principales. En el centro del orbitador se encuentra la bahía de carga, que mide 4,6 m de ancho y 20 m de largo, y puede albergar hasta 30.000 Kg.
La lanzadera espacial. El programa espacial norteamericano entró en una nueva era el 12 de abril de 1981, con el lanzamiento inicial del Space Shuttle, la primera nave espacial tripulada diseñada para ser reutilizada. El programa fue iniciado a finales de los 60 cuando la NASA fijo su atención en un macro programa para establecer una estación espacial permanente, que comprendía un transporte Tierra-Órbita reutilizable. Debido a los recortes presupuestarios de los años 70 el programa fue cancelado y sólo sobrevivió la lanzadera espacial. El diseño fue elegido para reducir costes de desarrollo y al mismo tiempo mantener bajos los costes de los vuelos tripulados. En su forma actual la lanzadera consiste en un orbitador alado, un tanque desechable, y dos impulsores de combustible sólido reutilizables. En conjunto alcanza una altura de 56 m y pesa 2 toneladas en el momento del despegue. El orbitador transporta la carga útil y la tripulación, y contiene casi todo el hardware y los ordenadores de la nave así como los tres motores principales. En el centro del orbitador se encuentra la bahía de carga, que mide 4,6 m de ancho y 20 m de largo, y puede albergar hasta 30.000 Kg.
Saludos a todos!
Fuente;
http://www.elcielodelmes.com/